El acné es enfermedad que padecen 8 de cada 10 adolescentes, y que 95% de los hombres y 83% de las mujeres sufrirán en algún momento.
No se debe al consumo de ciertos alimentos ni a higiene deficiente, sino a la obstrucción de los folículos capilares o poros que contienen glándulas sebáceas, las cuales aceleran su producción debido a estimulación hormonal o estrés.
La obstrucción del poro inicia en capas profundas de la piel (debajo de la epidermis o parte visible del tejido), por lo que el aseo limita su aparición, pero hasta cierto punto.
Por ello, si alguien cae en la tentación de extirpar un granito, lo más probable es que elimine parte de la grasa, pero no la de regiones profundas, que puede adentrarse más.
Las lesiones por acné más comunes son:
A. Comedón. Es cuando el cúmulo de grasa de un poro obstruido sobresale y crea un punto blanco.
B. Espinilla. Se presenta si el poro queda expuesto al aire, por lo que la superficie se oxida y oscurece, creando un punto negro.
C. Nódulo. Se origina en caso de que el contenido del poro se deposite en nivel más profundo, dando lugar a protuberancia infectada y dolorosa.
Las medidas para reducir la acumulación de grasa y acné son:
- No tocar, apretar ni extirpar los granitos.
- Lavar la piel afectada máximo dos veces al día con agua tibia y jabón suave, y secarse mediante presión con la toalla, no frotando.
- Las mujeres pueden usar maquillaje que no produzca acné (no comedogénico) y jabón desmaquillante suave o tónico facial.
- Evitar que el fijador para el cabello toque el rostro y obstruya los poros.
- No usar gorra ni sombrero cuando el problema empeore, ya que ocasionan granitos en el cuero cabelludo.
- Si no aminora el problema, pueden utilizarse medicamentos de venta libre.
En caso de no obtener resultados favorables, se debe acudir al dermatólogo.
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