La Guía de Práctica Clínica Valoración geriátrica integral en unidades de atención médica pone a disposición del personal de salud de los tres niveles de atención las recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible para estandarizar cuáles son las ventajas de utilizar la valoración geriátrica integral (VGI) en comparación con el método tradicional, cuál es la mejor forma de evaluar el deterioro cognoscitivo, trastorno depresivo, trastorno de ansiedad generalizada, delirium, presencia de trastornos del sueño, riesgo de úlceras por presión, síndrome de incontinencia urinaria y fecal, presencia de polifarmacia, síndrome de fragilidad, síndrome de privación sensorial, presencia de dolor, de hipotensión ortostática, deterioro funcional de las actividades de la vida diaria, trastornos de la marcha, síndrome de caídas, síndrome de miedo a caer, síndrome de inmovilidad, recursos sociofamiliares, colapso de cuidador, maltrato en el adulto mayor, salud bucal y enfermedades odontoprotésicas, y los trastornos de la deglución en los pacientes geriátricos, así como definir cuáles son los criterios de referencia y contrarreferencia entre niveles de atención.