Diabetes y enfermedades infecciosas pueden coexistir a lo largo de la evolución de la enfermedad, interactuando de forma recíproca en múltiples niveles.
Asociación de diabetes e infecciones
Algunas infecciones comunes son más frecuentes en personas con diabetes (infecciones urinarias, respiratorias bajas e infecciones mucocutáneas bacterianas y fúngicas); sin embargo, otras infecciones más atípicas se presentan de forma casi exclusiva en estos pacientes.
La propia fisiopatología del desarrollo de la diabetes puede estar detrás de la aparición de enfermedades infecciosas.
Los principales mecanismos implicados en la asociación de diabetes e infecciones vienen determinados por complemento, citoquinas inflamatorias, polimorfonucleares, anticuerpos.
Entre las enfermedades respiratorias, las más frecuentes son producidas por el virus de la gripe y Streptococcus pneumoniae, presentando hasta 6 veces más probabilidad de ingresar durante las epidemias de gripe.
Las enfermedades de piel y tejidos blandos más frecuentes en las personas con diabetes son foliculitis, forunculosis y abscesos que muchas veces aparecen en el desarrollo de la enfermedad, siendo más graves en estas poblaciones.
Las infecciones urinarias pueden presentarse con mayor frecuencia en personas con diabetes mellitus tipo 2 y evolucionar a complicaciones graves si se asocian factores de riesgo como duración de la diabetes, control glucémico inadecuado, presencia de microangiopatía diabética, vaginitis recurrentes y anomalías anatómicas o funcionales del tracto urinario.
Podemos decir que un medio ambiente hiperglucémico, glucosuria, alteración de la motilidad gastrointestinal y urinaria, menor producción de interleucinas como respuesta a las infecciones, disminución de quimiotaxis y actividad fagocítica, inmovilización de los polimorfonucleares y aumento de la virulencia de algunos patógenos pueden favorecer el desarrollo de enfermedades infecciosas.
Tratamiento de infecciones en personas con diabetes
El término bacteriuria asintomática se refiere a la presencia de un urocultivo positivo en una persona asintomática. La incidencia aumenta en la enfermedad avanzada, enfermedad grave y cuando hay una elevación de HbA1c.
Cistitis. La bacteriología de las infecciones del tracto urinario es similar en mujeres diabéticas y no diabéticas, siendo el microorganismo más frecuente E. coli, especialmente en aquellas de tipo ambulatorio y no complicadas (80-90%).
En este caso es recomendable una buena hidratación. Existen evidencias de que las pautas cortas de antibióticos (3 o 5 días) son más eficaces y disminuyen los efectos adversos en comparación con los ciclos más largos.
Pielonefritis aguda. Es 4-5 veces más común en personas con diabetes. En la mayoría de las ocasiones se tratará con fármacos por vía oral. Se recomienda el ingreso hospitalario para el tratamiento intravenoso en pacientes embarazadas, inmunocomprometidos, si hay mal estado general con dificultad para ingerir, si existen abscesos o si no hubiera mejoría a las 48-72 h.
Infección del pie diabético. El tratamiento antibiótico está condicionado por la isquemia que dificulta la llegada de antibióticos al foco de infección debido a la alteración leucocitaria y a la presencia de insuficiencia renal. Se aconsejan antibióticos bactericidas y evitar fármacos nefrotóxicos.
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