Investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, descubrieron asociación entre altos niveles de aptitud física y prevalencia de cardiopatía, incluso entre aquellos con riesgo genético. Mantenerse en forma reduce el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, incluso si se tiene predisposición genética a padecer enfermedades cardíacas.
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